Imágenes de la Infancia

The bard, such retched and deaf musician you HAD to love him.
El bardo. Tan desgraciado músico que no queda más opción que quererlo.

La osadía de los Galos. ¡Siempre desafiantes! Suerte que el “cielo nunca cayó sobre sus cabezas“.
The neverending daring of the Gauls, good that “the skies never fell on their heads“.

Para los fans... un tour gratis por la aldea. And for the fans, a free tour through the village…


From time to time I think of how many hours I spent in confidence with books. I had no ordinary childhood, I must admit… it is necessary to go out into the world and converge with the lives of others to realice how different our formative experiences can be. The extraordinary nature of each life that is lit and then put off on the planet. I think my childhood was almost ideal: except for exile, the “Process“ in Argentina, the never closing eyes of the Desaparecidos, the feeling a refugee, the always missing someone… except for such peccata minuta our childhood was a true one. Time to dream and imagine, to get lost in innocence and sweetness, to reinvent the worlds hidden in my mother‘s songs and my father‘s books. One of my preferred readings was, no doubt, Asterix.
And the reason is the same why I still laugh when listening to Les Luthiers after other dozens of times.. there is a certain sweetness and innocence in the characters.. that is the hook. You can be serious and talk about serious things and yet be a child.. think like a child, feel and play like a child.

De vez en cuando me vienen a visitar los recuerdos de tantas horas pasadas en confidencia con los libros. No tuve una infancia común, lo reconozco... tiene uno que salir al mundo y converger con las vidas de otros para poder descubrir lo diferentes que somos todos, cuan distintas fueron nuestras experiencias formativas. Lo poco común que es cada una de las vidas que se encienden y se apagan en el planeta.
Creo que mi infancia fue casi ideal. Excepto por el destierro, el proceso en Argentina, los ojos nunca cerrados de tantos desaparecidos, el desarragido, el extrañar... excepto por tal peccata minuta nuestra infancia fue una verdadera infancia. Tiempo para soñar e imaginar; para perderse en la inocencia y en la dulzura; para reinventar los mundos escondidos en las canciones de mi madre y en los libros de mi padre. Una de mis lecturas favoritas fue sin duda Astérix.
Es posible, de hecho, que tal escogencia refleje lo extraño que fue crecer aislados de los otros niños, refugiados en nuestros propios juegos hechos de sillas y de instrumentos
musicales que se tocan sobre el aire. Lo raros que resultamos después, cuando no hubo otra opción que salir al mundo y buscar en los otros un reflejo de nosotros mismos.
La razón por la que Astérix sigue siendo una de mis lecturas favoritas es la misma por la cual Les Luthiers siguen haciéndome reír después de haber escuchado y visto sus esketches docenas de veces. Además de lo inteligente que me parece su humor siempre he creído que hay una cierta inocencia escondida en el gancho que te hace reír, una cierta inocencia en los personajes.


Otro gran favorito en cuestión de tiras cómicas es obviamente Quino. Y me atrevo a decir que la misma afirmación que se aplica a èl.

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