Primavera en Shaw




La primavera ha llegado y me asombra la posibilidad de la vida. Digo la posibilidad porque pareciera que cada año un recordatorio de lo que es renacer y de la resistencia de la vida nace del frío del invierno. Todo se ha llenado de hermosos y promisorios retoños. Los caminos se han cubierto de tulipanes multicolores y de narcisos amarillos que crecen salvajes sin pedir permiso a nadie, pero lo mas sorprendente es el baile de los árboles florecientes. El vientos que azota los Pennines en estos días hace bailar a estos suaves y alegres árboles al ritmo de una tonada natural. Los hay de todos colores: color rosa y guinda, pistache y blanco, marrón, verde oscuro como los ojos de mi hermano e incluso de color naranja. Es realmente sorprendente, me siento como si viviera adentro de una pintura de Turner.
El sol ha salido para nosotros también. Pensar que durante el invierno teníamos tan pocas horas de luz y ahora el día ha ganado la batalla sobre la oscuridad.
Con tanta belleza a mi alrededor todo parece posible. Incluso tener que partir y enfrentar el inicio de algo nuevo parece algo realizable; se siente incluso como una oportunidad para aprender a dejar atrás lo conocido y esperar a ver lo que los capullos del futuro nos traerán.

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